- Las denuncias por desaparición de personas son una constante, y también la resolución favorable de casos. Durante los ocho primeros meses del año la Ertzaintza ha abierto en Gipuzkoa 213 investigaciones para tratar de dar con el paradero de quienes se ausentan de su residencia habitual sin motivo conocido o aparente, lo que acaba siendo motivo de inquietud en su entorno. Según la información facilitada a este periódico por el Departamento vasco de Seguridad, se han resuelto con éxito 212 casos.

Una de las investigaciones más recientes con desenlace feliz ha sido la de la peregrina de 46 años y de nacionalidad francesa que desapareció el 30 de agosto en Gipuzkoa cuando cubría el Camino de Santiago. La pista que aportó la Ertzaintza fue determinante para que la Policía Nacional la localizara días después en Santander.

"Una vez que nos hicimos cargo de la investigación, comenzamos a activar diferentes recursos, llevando a cabo dos líneas paralelas", explica Hugo Prieto, subcomisario de Secciones Centrales de Investigación Criminal de la Ertzaintza. El responsable detalla cómo actuaron desde que tuvieron conocimiento por parte de la Policía Local de Zumaia de la posible desaparición de esta mujer.

Por los enseres que había dejado en la tienda de campaña, pronto se supo que era extranjera. "Además de buscar en el entorno rural por si había sufrido algún tipo de percance, se abrió una investigación policial al uso. Nos pusimos en contacto con Francia, nos facilitaron fotografías e intentamos hacer un seguimiento de los pasos que había seguido", revela el mando de la Ertzaintza.

Se supo así que partió de Zumaia en compañía de otras personas. Después se la ubicó en diferentes enclaves del Camino de Santiago como Mutriku, la zona del Monasterio de Santa María de Zenarruza (Bizkaia), Gernika y Oriñón, en la pedanía del municipio de Castro Urdiales.

En este tipo de investigaciones, cuando se interpone una denuncia por desaparición, se abre una ficha que genera alertas a nivel nacional y europeo a través de los señalamientos Schengen. En este caso no fue necesario. La Ertzaintza tenía el convencimiento de que la mujer estaba siguiendo la ruta norte del Camino de Santiago y puso en alerta a la Policía Nacional, que fue quien la localizó en Santander.

Tuvo el caso un desenlace favorable, como ocurre con la mayor parte de investigaciones por desaparición que se llevan en el conjunto de Euskadi. En lo que va de año se han resuelto 662 de las 687 denuncias interpuestas, según la información facilitada por el Departamento vasco de Seguridad. Se trata de un porcentaje de resolución del 96%, todo un éxito ante cualquier tipo de delito pero que en el caso de la desaparición de personas no deja de suscitar preocupación por los casos que quedan sin resolver. "Hablando en números redondos son unas mil denuncias al cabo del año, por lo que ese 4% supone unas 40 personas, y detrás de ellas hay 40 familias", lamenta Prieto.

El Departamento de Seguridad ha modificado los protocolos y las bases de datos para avanzar en el esclarecimiento de estos casos. La mayor agilidad que ha traído consigo el sistema de trabajo a la hora de dar respuesta ha permitido reducir incluso el número de denuncias, que han pasado de las 3.000 que solían registrarse estos años atrás al millar de media actual. "Poner en conocimiento de inmediato la desaparición es crucial. Hay que desterrar el mito de que hay que esperar 24 horas. Eso es algo que oímos en las películas, pero la denuncia hay que interponerla en el momento en que esa ausencia comienza a causar angustia a la persona que estamos aguardando", advierte el subcomisario de Secciones Centrales de Investigación Criminal.

Si los primeros instantes siempre son importantes a la hora de perseguir un delito, en estos casos lo es aún más. Cada persona tiene su propio ritmo, pero desde la Ertzaintza advierten de que hay que "tener muy en cuenta" el dicho tiempo que pasa, verdad que huye. "Puede ser que nuestro hijo o hija se ausente más de lo habitual, pero la alerta debe activarse cuando se advierte que esa ausencia está fuera de todo comportamiento habitual". Con frecuencia, en cuanto los investigadores trasladan a la familia tres o cuatro preguntas clave se llega a localizar a la persona desaparecida antes incluso de que se haya interpuesto denuncia.

De ahí que sea tan importante dar la voz de alerta. El año pasado la Er-tzaintza recibió un total de 924 notificaciones, de las cuales 335 fueron presentadas en Gipuzkoa. Los expertos recomiendan realizar una serie de gestiones previas, como llamar al teléfono móvil de la persona desaparecida, a sus amigos y a los padres de estos. "Hay que intentar hacer una pequeña búsqueda en el entorno, e informar a la Ertzaintza si no da resultado". Según el lugar donde se pierde la pista, se abren diferentes investigaciones. Si la desaparición se produce en el mar o el monte, es un técnico de Protección Civil quien dirige las tareas de búsqueda. Paralelamente, se abre una investigación policial, con inspecciones oculares o recogida de muestras de ADN si fuera necesario.

En torno al 60% de personas desaparecidas son menores que no aceptan las normas establecidas. La mayor parte son fugados de centros tutelados, con una edad comprendida entre los 14 y los 17 años. También suele ser habitual la búsqueda de adolescentes con problemas de desavenencias familiares, fracaso escolar o falta de aceptación del grupo.

Con el paso de los años, la tipología es más variada y hay desaparecidos por problemas económicos o búsqueda de nuevas relaciones afectivas. En este último caso, siempre que se trate de una persona adulta, se le pregunta si quiere que se informe a su familia de su situación. En caso negativo, la Ertzaintza traslada la información al Juzgado, a la espera de otras obligaciones civiles que la persona desaparecida pueda tener que atender, como puede ser el pago de facturas o la manutención de hijos. Otro perfil recurrente es el de personas desaparecidas de avanzada edad. Se trata de situaciones que preocupan especialmente a la Er-tzaintza, "sobre todo cuando todavía no existe un diagnóstico claro" y no hay una supervisión familiar. "Se tiende a pensar que al aitona o la amona le viene muy bien bajar a por el pan a diario", pero cada vez con más frecuencia hay desapariciones de personas de edad avanzada que salen del comercio sin saber qué dirección tomar. "Estamos hablando de un sector de población muy vulnerable porque el riesgo vital es importante. Tenemos que hacer un trabajo conjunto entre la Administración, la Ertzaintza y los familiares. Hay que prestar atención a primeros estadios", advierte Prieto.

"Comunicar de inmediato la desaparición es crucial. Hay que desterrar el mito de esperar 24 horas"

"La alerta debe activarse ante una ausencia fuera de todo comportamiento habitual"

Investigación Criminal de la Ertzaintza