La edad media de los vehículos no ha parado de crecer en Euskadi en los últimos años y se sitúa en los 14,5 años. Es más, el 65% de los automóviles que circulan por las carreteras vascas, es decir, unos 681.000, tienen más de 10 años de antigüedad. Y esto lleva inevitablemente a que aumente también el negocio de los talleres mecánicos. Según el Instituto Vasco de Estadística-Eustat, el mantenimiento y la reparación de vehículos de motor creció un 16%, mientras que el comercio de repuestos y accesorios subió un 9,11%.

Otro dato a tener en cuenta es el del aumento de los precios de las reparaciones, que subieron un 20% –la mano de obra en los talleres oscila entre los 60 y los 100 euros por hora–, según Bureau of Labor Statistics. Así, la factura del taller se ha incrementado un 7% y los propietarios se gastan entre 500 y 2.000 euros anuales en revisiones.

La cada día mayor complejidad de las reparaciones, el incremento del coste de la mano de obra, el aumento de la demanda y la falta de suministros están entre las razones. Para empezar, el hecho de que los vehículos se utilicen durante más tiempo aumenta la probabilidad de que componentes caros y de larga duración se averíen, resultando en reparaciones más costosas de lo que es habitual.

Además, los automóviles actuales tienen mucha más tecnología que antes. Son muchos los elementos caros que se pueden averiar y cuya reparación es más costosa. Está también el problema de la escasez de componentes, que la industria arrastra desde la pandemia. Y, aunque se ha solventado en muchos casos, sigue habiendo piezas y partes que no están plenamente abastecidas en el mercado (como los microchips), por lo que hacerse con ellas para reemplazar una que esté rota supone un precio mayor.

Tener un parque automovilístico cada vez más envejecido afecta directamente a los objetivos de descarbonización de la lucha contra el cambio climático. Según Foconauto, la patronal de los concesionarios, la principal causa de esta situación es la debilidad de las ventas de coches nuevos. Las matriculaciones de turismos aumentaron el pasado año en Euskadi un 11,2% en relación a 2022, lo que supone volver a los números positivos tras cuatro años de caídas en las ventas, sin embargo, este crecimiento resulta insuficiente para compensar la caída masiva que se ha producido en los últimos años. De hecho, las ventas del año pasado son un 50% inferiores a las de 2019, antes de la pandemia. Y de los vehículos nuevos vendidos, solo el 12,6% fueron encufables.

Desde Foconauto aseguran que, para alcanzar el objetivo europeo de cero emisiones netas de CO2, hay que acelerar en la implantación del vehículo electrificado, que hoy en día apenas supone el 0,5% del peso en el parque automovilístico, pero también de otras tecnologías. La patronal insta a que las comunidades autónomas jueguen un papel destacado en el actual proceso de descarbonización de la movilidad y lleven a cabo planes de renovación del parque automovilístico propios.

Aunque la complicada situación económica de las familias de los últimos años está entre las causas de la debilidad del mercado, un factor clave es el de la incertidumbre que reina entre los consumidores en torno a la futura legislación y la transición a los vehículos eléctricos. Está también la falta de infraestructura adecuada, por ejemplo, la escasez de puntos de recarga para coches eléctricos.

Este año ha arrancado irregular en lo que se refiere a las ventas: enero registró un importante aumento, de casi el 20%, sin embargo, en febrero y, sobre todo en marzo, las ventas de automóviles rompieron la tendencia alcista y volvieron a descender. Así, en los tres primeros meses se han vendido 6.077 vehículos.