- Sin tiempo para coger aire, ni para lamentar las lesiones de Silva y de Guridi, la Real, líder destacado de la Primera, se presenta en Alkmaar para disputar su partido más decisivo de lo que llevamos de temporada. El conjunto txuri-urdin se juega medio pasaporte para los cruces de 2021 en un partido en el que le esperan más complicaciones de las que encontró en el choque que disputó en Anoeta contra el mismo rival. Los blanquiazules están fuertes, plenos de moral y con la confianza ciega de que se encuentran en el buen camino y convencidos de que lo que están haciendo y cómo lo están haciendo les puede permitir aspirar a alcanzar grandes logros esta campaña.

No lo van a tener fácil. La victoria del Nápoles cambió el transcurso natural del grupo y todavía a día de hoy, una vez sumada la derrota en casa contra los italianos, provoca que los donostiarras estén expuestos a una prematura eliminación anclados en una situación global desfavorable. No hay más que analizar el calendario que les queda, con dos partidos a domicilio contra los gallitos del grupo. Y uno en casa contra los croatas. Justo lo contrario que sus dos adversarios directos, que se la jugarán en su guarida.

Lo que sí ha quedado confirmado hasta ahora es que este grupo está resultando tan exigente como nos vendieron los gestores blanquiazules. No iban de farol. Parece de largo el más igualado y complicado de toda la Europa League. Los holandeses no se tomaron muy bien el baño que recibieron en Anoeta y, a pesar de que, por ende, han adquirido el mayor de los respetos por el potencial realista, tienen ganas de revancha. Seguro que no van a ser el mismo equipo que compareció en Donostia, entre otras cosas porque jugaron muy mermados por el COVID-19 y ahora han encadenado tres triunfos seguidos en su campeonato. Han recuperado gran parte de su potencial y sus mejores jugadores ya se encuentran cerca de su mejor versión, que el año pasado estuvo a punto de permitirles celebrar otro título de la Eredivisie. Sin duda, se prevé un encuentro más cerrado y equilibrado.

Sin margen de error

La Real avanza como un tiro en la temporada, pero es consciente de que algún día llegarán los accidentes y las dudas. Lo malo es que en esta competición ya no tiene margen para el error, lo que provoca que en la cuarta jornada de la fase de grupos tengan que encarar una especie de final. En el caso de que gane, pondrá un pie en las eliminatorias del año que viene, lo que sería una noticia inmejorable para que pudiera centrarse en otros frentes, sin olvidarse, obviamente, de la victoria obligada ante el Rijeka y de luego disputarse la primera plaza en San Paolo. Si empata, será un buen resultado que tendrá que refrendar en las dos últimas jornadas; y si pierde, se le va a complicar mucho el panorama, porque le obligará a jugarse el todo por el todo con los napolitanos en la última estación. Así son las cosas y así es este grupo.

La situación es delicada, pero esta Real no tiene miedo a nada. Se ha despedido de incómodos complejos y mira de tú a tú a cualquiera. Es cierto que en los partidos europeos ha demostrado tener más nervios, pero su nivel en el cómputo de los tres encuentros ha sido notable, aunque sus resultados hayan sido menos holgados que los de la Liga.

Las bajas de Silva y de Guridi han trastocado los planes de Imanol. La doctrina del técnico no se ha modificado en nada: ningún tiempo para el lamento, ningún lloro por ausencias de los jugadores. Esta situación con bajas inesperadas tenía que llegar; es el peaje a pagar por afrontar tantas competiciones y por intentar ser grande. El oriotarra introducirá novedades en todas sus líneas una vez más. Incluso no se puede descartar otra vez la entrada de Moyá, aunque lo lógico es que en un encuentro casi definitivo mantenga a su portero de cabecera. Por delante se da por segura la vuelta de Le Normand tras cumplir su partido de sanción. Si está bien de sus molestias en el tobillo, seguirá Aritz, pero no se puede descartar que descanse y sea Zubeldia quien siga en el lado izquierdo del eje de la zaga. En el centro del campo, a pesar de que Guevara firmó una actuación sobresaliente en Cádiz, entrará Zubimendi. Merino, que está obligado a asumir muchos galones, le acompañará, con la incógnita de quién ejercerá de mediapunta, posición para la que se abre un interesante elenco de opciones. Todo parece indicar que el elegido será Januzaj, con Portu, Willian y Oyarzabal arriba. Si se decanta por retrasar al 10, será el belga quien ocupe su puesto en la banda.

El AZ Alkmaar presentará un once bastante parecido al que jugó en Anoeta. Aunque esta vez sí que tendrá a su pareja de centrales titular, lo que motivará que su capitán actúe en la medular. Arriba esperan los goles del peligroso Boadu y su referente, el más imprevisible, que tampoco brilló en Anoeta, es Stengs.